En el año 2002, después de haberlo hablado varias veces con Manolita, que era remisa a embarcar, por un poquito de miedo por fin entre nuestros amigos Casi e Inés (un matrimonio muy entrañable y amigos desde hacia bastantes años) y yo la convencimos para hacer un crucero por el Mediterráneo, de ésta forma en el mes de mayo empezamos a preparar el crucero en una agencia de viajes, nos informó sobre varios barcos y al fin nos decidimos por el Costa Victoria un barco muy bonito con trece pisos y un programa tanto de escalas como de entretenimientos a bordo que nos convenció, de ésta forma encargamos un viaje de una semana con escalas en Marsella, Génova, Nápoles, Palermo, Túnez y Palma de Mallorca.
Equipo de animación
Butacas del teatro
Uno de los bares
En julio conseguimos unos pases para visitar el barco y ver como era por dentro, nos gusto mucho y fuimos obsequiados con algunos cócteles y aperitivos típicos de Italia, (el barco era italiano y el personal de a bordo de varias nacionalidades entre ellos había varios españoles).
Descansando en alta mar
Una de las cubiertas del barco
Animación en la última planta
Vista del barco desde el exterior
Las excursiones en tierra se hacían por la mañana salíamos, sobre las ocho, después de desayunar, un autocar nos llevaba a recorrer los principales lugares de cada ciudad, al regreso comíamos en cualquier restaurante del barco ya que en casi todas las plantas había uno, después nos íbamos un rato a la piscina, jacuzzi o descansar un rato al fresco en una tumbona, a las cinco era la hora del té que lo servían con unas pastas muy ricas, a partir de las siete empezaba el equipo de animación en la última cubierta donde hacían juegos de todas clases, al mismo tiempo que servían un copioso aperitivo, a las nueve y media íbamos al comedor donde nos juntábamos con todos los amigos de la mesa servían un exquisita cena y después nos íbamos al teatro en una sala que no tiene nada que envidiar al mejor teatro de Madrid o Barcelona ocupaba una de las plantas del barco, el teatro empezaba a las diez y media y duraba hasta las doce y media, cuando salíamos ya estaba puesto el buffet de media noche (cosa digna de ver por lo artesanal en que estaban puestos todos los alimentos, realmente es un derroche de manjares) y después tenias varias opciones, ir al casino, la discoteca, la sala de animación donde se hacia toda clase de juegos, sala de baile de salón o a la animada cubierta donde había una representación cada noche diferente donde podía participar todo el mundo.
Salón de descanso
Salón de baile
Pasillo de los camarotes
Bailando la conga
Las cuatro primera plantas estabas ocupadas por la tripulación, personal de servio y animación, la planta quinta estaba recepción y algunos salones de reposo con sillones comodísimos donde podías tomar un cóctel o refresco, la sexta planta estaba el teatro, en la séptima muchas tiendas donde podías comprar de todo, estaba también la exposición de fotos que iban haciendo y si las querías las comprabas, en ésta planta estaba uno de los comedores digamos el principal, aunque en cada planta había algún chiringuito donde podías comer la especialidad que tuviera los dichos chiringuitos, las plantas octava, novena, décima, undécima y duodécima eran todas de camarotes, los cuales tenían una cama grandísima dos sillones, una mesa, un televisor, caja fuerte, ropero, cuarto de baño, es decir igual que una habitación de un hotel de cuatro estrellas, los camarotes eran con ventana o interiores, nosotros lo cogimos con ventana desde la cual veías salir el sol en alta mar, en la última planta estaban las piscinas ,jacuzzi, cancha de baloncesto, solario, guardería infantil, varios bares y chiringuitos para comer o tomar un aperitivo en plan buffet, en fin que las personas que hagan un crucero y se aburran será por qué quieren (el único inconveniente que tiene un crucero es para las personas que se marean) por lo demás una vez que estás dentro parece que estás en una ciudad flotante. Los ascensores son una chulada todos transparentes.
Manolita y yo en el comedor
Disfrutando en el jacuzzi
Inés y Manolita entrando a la piscina
Casi y Manolita en el jacuzzi
Manolita y yo el día del capitán
Costa Victoria en miniatura
Marsella es la ciudad más importante de Francia en cuanto a turismo costero, debido a su buen clima y sus playas. Pero además, alberga gran cantidad de edificios históricos que atraen a multitud de turistas al año, así como su importante y significativo puerto marítimo. La mayoría de los principales enclaves históricos fundamentales para los turistas se sitúan en los distritos, 1,2,6 y 7.
Nostra Dame de la Garde
Marsella parque Langchamp
Palacio Longchamp
La primera escala la hicimos en el bonito puerto de Marsella, a la salida del barco unos autocares con su correspondiente guía nos llevaron a recorrer las cosas que consideraban más bonitas de Marsella.
El primer lugar que nos llevaron fue a la iglesia de Nostra Dame de la Garde (en castellano nuestra Señora de la Guarda) una basílica de estilo romántico-bizantino, la cual está en la parte más alta de Marsella, luego fuimos al Museo de Bellas Artes, recorrimos su zona comercial y después nos dejaron tiempo libre para hacer compras o visitar bonitos jardines, en fin fue una mañana muy entretenida y provechosa.
El segundo desembarco fue en Génova, ésta excursión tenia varias propuestas entre ellas visitar Portofino, un pueblo situado en una bonita bahía a unos 36 Kms de Génova, es un pueblo de unos 600 habitantes, para llegar fuimos en autocar atravesando buena parte de los Apeninos (no encontramos a Marco) hasta llegar a un pueblo que se llama Santa Margarita donde embarcamos hasta el puerto de Portofino, allí visitamos la iglesia de San Martín del siglo XII y un castillo del siglo XVI, la bahía de Portofino forma parte del parque natural del mismo nombre, es una preciosidad, merece la pena visitarlo. Regresamos y comimos en Santa Margarita en un restaurante que se llamaba “Casa de la Manuelina”, llegamos al barco con el tiempo justo para cambiarnos de ropa y cenar.
Puerto de Santa Margarita
Panoramica desde el castillo
Subiendo al castillo de Portofino
Jardin de Portofino
Barco de Santa Margarita
Bahia de Portofino
Vista de Portofino
La tercera escala fue en el puerto de Nápoles, aquí había tres opciones, Nápoles ciudad, Capri o Pompeya, escogimos visitar Nápoles, recorrimos buena parte de la ciudad, estuvimos en la parte alta desde donde se ve la bahía y casi toda la ciudad, después visitamos el castillo Maschio-Angioino, la iglesia de San Genero (saludamos al santo dándole la mano), calle de Toledo, Plaza del Plebiscito, iglesia de San Francisco, el café Gambrinus celebre por sus magníficos capuchinos, las galerías Humberto y algún otro lugar que ahora no recuerdo.
Monumentoven la plaza del Plesbiscito
Plaza del Plesbiscito de Napoles
Castillo de Napoles (Marchio Angioino)
Bahia de Napoles
Bonita foto de Napoles (desde la parte alta)
La cuarta escala la hicimos en Palermo, Palermo es la capital de la región autónoma de Sicilia, tien unos seiscientos mil habitantes y posee innumerables monumentos, entre ellos las Catacumbas de los Capuchinos, la catedral de estilo árabe-normando y algunos más que haría la lista interminable.
Duomo de Monreale
Puerta de la catedral de Palermo
Casi e Inés en el comedor del barco
Todos los amigos que compartiamos mesa
A once kmts. de Palermo se encuentra Monreale, fue el primer lugar que visitamos, llegamos en un autocar y admiramos su monasterio benedictino, su majestuosa catedral y su claustro, ésta catedral es la culminación del arte árabe-normando.
Monreale estatua
Después visitamos la ciudad de Palermo, con algunos de sus monumentos y unas playas preciosas, su puerto también es muy bonito, la playa recuerdo que se llamaba Marinela, el tiempo no nos acompañó pues empezó a llover y no pudimos sacar fotos de lugares preciosos.
Puerta de la catedral de Moreale
Palermo bonita estatua
Monreale estatua de obispo
La quinta escala la hicimos en Túnez, en el puerto la Goleta a unos 10 kmts. de la capital, Túnez es la capital del país norte-africano del mismo nombre, cerca de la capital están las ruinas de Cartago.
Manolita e Inés en Sidi bu Said, mezquita al fondo
Bonita plaza de Túnez
El autocar acompañado de un guía nos llevo a Sidi bu Said, donde visitamos una casa museo, desde éste lugar se podía ver casi toda la capital, después nos llevo al Zoco donde venden de todo y nunca se debe pagar lo que te pidan, lo justo es la mitad o menos, luego fuimos a una fábrica de alfombras, donde nos machacaron explicándonos como se hacían las alfombras y los precios de las mismas (por cierto bastante caras).
Trajes tipicos de Túnez
Tienda de artesania Túnez
Queríamos haber visitado un mezquita pero el guía sólo iba por que compramos cosas, supongo que llevaría alguna comisión.
Ruinas de Cartago
Manolita e Inés en casa museo de Túnez
Sexta escala fue en Palma, aquí como ya la conocíamos no cogimos excursión, salimos por nuestra cuenta, fuimos por el paseo Marítimo hasta la catedral, en una pastelería compramos ensaimadas y después paseamos por algunos lugares de Palma, nos dio alegría de estar en nuestro país, así que brindamos con unas copas de cava y llegamos al barco un poquito alegres.
Manolita e Inés en fuente de Palma
Inés y yo con las ensaimadas
Manolita y Casi en la misma fuente
Manolita, Inés y Casi en el paseo Maritimo de Palma
Por la noche el barco permaneció en Palma se hizo una fiesta que duró toda la noche, se llamaba la fiesta de los piratas, sobre las seis de la mañana zarpamos rumbo Barcelona, donde llegamos sobre las doce, con la nostalgia de que se nos había terminado un viaje de los más bonitos que hemos hecho
Manolita, Inés y yo descansando en el Paseo
Manolita e Inés adorando una farola
Yo con dos mujeres (el que puede lo gasta)
lunes, 17 de agosto de 2009
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